Entre la interfaz de usuario y la base de datos se encuentra la «inteligencia» del programa: es el código que calcula a base de las entradas del usuario y los datos en la base de datos los nuevos datos y la salida a presentar en alguna pantalla. No me gusta usar la palabra «inteligencia» para esta parte, porque pueden surgir conversaciones pocos amigables entre los programadores involucrados.

– No funciona la inteligencia. ¿Has tocado la inteligencia?
– ¿Yo? ¡Noooo!

– ¿Tú entiendes algo de la inteligencia?
– No. Estoy con otra cosa.

– ¿La inteligencia está lista para entregársela al cliente?
– Todavía no. En dos semanas a lo mejor.

– Tú, que no has tocado nada de la inteligencia todavía, ¿qué te parece?
– Um, no sé, parece demasiado difícil.

– La inteligencia es lo peor que he visto en mi vida laboral. ¿A tí también toca trabajar con ella?
– Yo ya no trabajo con la inteligencia desde hace meses.
– ¡Qué suerte!

La duda que surge es, qué palabra podría sustituir a la «inteligencia». Al menos el sinónimo «lógica» que se usa a veces no es una mejora: Lo que he hecho no tiene nada que ver con la lógica. ¡Seguro!

Pues, parece que nos toca seguir trabajando con la «inteligencia».

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